Bueno… desde niño, tuve gran afinidad con los libros. Me cuenta mi madre, que mi primera colección de libros la tuve a los tres años, la enciclopedia de Disney. Mi papá se encargó siempre de fomentar la educación, así que ese fue uno de sus inolvidables regalos para mí.

En primer grado, recuerdo que tuve una gira del colegio para ir al teatro a ver “La bella y la bestia”, y ese día nació mi interés por el teatro. Desde entonces siempre me apasionó visitar el teatro, y ver cómo aquellos actores con sus vestuarios y movimientos entretenían a tanta gente.

Durante mi tiempo como estudiante de escuela primaria siempre tuve buenas destrezas de lectura y escritura; pero no fue hasta el segundo grado cuando decidí andar con un maletín de madera hecho a mano. Ahí guardaba mis pequeños cuentos. Siempre andaba con lápiz y papel dentro de aquél maletín. Un día lo perdí, y con él, todos mis cuentos. Pero sí recuerdo que desde chico quería escribir.

A los nueve años, recibí el segundo mayor regalo de mis padres, una computadora. Y por alguna razón, la chispa volvió a encenderse. Esta vez, con aquel enorme equipo, y la ruidosa impresora, comencé a hacer lo que yo llamaba “películas”, que realmente eran presentaciones en PowerPoint con sonidos y animaciones. Lo bueno era que contaba con el mejor público del mundo, mi hermana Lyan.

Ya con un poco más de edad, comencé a participar en muchas producciones de la iglesia como actor y director, hasta que decidí hacer algo abierto a otro tipo de público, y fue cuando escribí mi primer libreto, “Angustia Mañanera”., y durante mi segundo año de universidad escribí mi segundo libreto, “Así soy… ¿Y qué?”.

Ahora me encuentro listo a seguir con mis andanzas artísticas, por lo que estoy trabajando con varios proyectos teatrales, y en la escritura de una novela.